23/12/13

UN REGALO EN NAVIDAD



Siempre me he preguntado porqué se acostumbra a hacer regalos en Navidad.

Alguna respuesta tiene que haber, y creo haberla encontrado.

Hay quienes asocian los regalos a Papá Noël, figura mítica que quizás empezó en San Nicolás de Bari y su apostolado, pero que hoy pertenece a los pueblos paganos y a los pseudo-cristianos que solemos llamar "protestantes".

Es una figura asociada a la vida contemporánea, que estimula el consumo desenfrenado y asocia la fiesta de Navidad con las compras en grandes tiendas, a cuál más voluminosa, y se nutre de regalos van desde costosos bienes de confort hasta viajes en transatlánticos.

Es, así, una fiesta para que disfruten los que mucho tienen, lo que el mundo llama tener, y que se acompaña con grandes comilonas, bebidas a granel, ruidosas carcajadas y otros excesos.

Pero la Navidad cristiana no puede ser esa grotesca caricatura, y es lo que los cristianos están olvidando. 

Ya poco se ven los "pesebres" o "nacimientos", que evocan el gran acontecimiento, y el árbol de Navidad, que representa la Luz de Cristo, se va asociando al Papá Noël que prodiga regalos por todas partes, aunque de verdad sólo llegan a los hogares donde hay dinero para costearlos.

No.

La Navidad cristiana es en sí misma un regalo. Porque Dios viene a nosotros en su Hijo, y se deja ver en la presencia de un Niño. Un regalo para su Santa Madre, pero además un regalo para todos los hombres, porque en ese Niño, allí yaciente en el pesebre, ya está la Cruz por la que viene a redimirnos.

Es un gran regalo. Y para evocarlo, nos hacemos regalos. 

Regalos que valen por lo que representan y no por lo que en sí mismos son. Poco importa si se trata de caramelos o de libros, si de ropas o de juguetes. Son regalos que nos recuerdan el gran regalo.

Por eso, al reunirnos en torno a la mesa familiar en esta Nochebuena, recordemos la causa: el Divino Niño que nace para redimirnos, para abrirnos la Puerta a la Vida eterna.

Regocijémonos todos con el regalo de ese Niño, e invoquemos al Padre eterno que nos da a su Hijo: hoy como Niño, después en la Cruz, y siempre como Pan de Vida .

Que el Padrenuestro sea la oración con que iniciemos la celebración familiar.

¡FELIZ NAVIDAD!

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