Publicado en ACCIÓN ANTONIANA
La inmaculada concepción de San José
Vamos a tratar
de esta cuestión, dejando a un lado las aberraciones prohibidas del P. Corbató.
Muchas son las
revistas en que hemos emitido esta proposición. Hoy sólo haremos un resumen de
esta cuestión, conforme a las indicaciones que hemos publicado en años
anteriores en folletos y artículos.
1°.- Argumento de Posibilidad.— Hoy la
posibilidad de defender católicamente la Inmaculada Concepción de San José está
fuera de toda duda, porque el Sr. Obispo de Oviedo dice en la Pastoral de
Febrero de 1925: «La santificación de José en el útero materno y aún su
inmunidad del pecado original, han sido sostenidas por algunos autores y pueden
ser admitidas privadamente, pues no faltan razones que abonen su existencia.»
Se puede defender en el terreno católico que San José fue concebido sin pecado
original. El Concilio Tridentino no dijo que la Virgen María era la sola
exceptuada del pecado original, y por consiguiente se puede sostener, sin incurrir
en censura alguna teológica o eclesiástica, la Inmaculada Concepción de San
José. Por esto dice el P. Cantera en la página 381 de su magistral obra: «Si
alguien, para satisfacer su piedad, quiere privadamente atribuir a San José tal
privilegio, no pecará».
Ni de este
privilegio del dichoso Patriarca se sigue igualdad de gracias y prerrogativas
entre San José y la Inmaculada Virgen, porque esto depende de mayores o menores
dones que Dios dispensa a las almas; y siempre hemos de admitir más plenitud de
gracias en María Santísima que en San José, porque la unión de ella con Jesús
es substancial e intrínseca, y la del glorioso Patriarca extrínseca solamente.
Ni la igualdad de los méritos de los Santos se mide de su concepción, sino de
sus respectivas gracias y dones y de la cooperación a ellas.
Si medimos la
posibilidad de la Inmaculada Concepción de San José con la potencia de Dios, es
claro y evidente que el Señor podría preservarlo del pecado original, pudiendo
aducir el silogismo del Venerable Escoto para probar todas estas excelencias:
potuit; decuit; ergo fecit; pues no cabe imposibilidad metafísica, física, ni
moral.