26/10/24

UNA NUEVA CARTA ENCÍCLICA SOBRE EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 CARTA ENCÍCLICA
DILEXIT NOS
DEL SANTO PADRE FRANCISCO
SOBRE EL AMOR HUMANO Y DIVINO
DEL CORAZÓN DE JESUCRISTO





1. «Nos amó», dice san Pablo refiriéndose a Cristo (Rm 8,37), para ayudarnos a descubrir que de ese amor nada «podrá separarnos» (Rm 8,39). Pablo lo afirmaba con certeza porque Cristo mismo lo había asegurado a sus discípulos: «los he amado» (Jn 15,9.12). También nos dijo: «los llamo amigos» (Jn 15,15). Su corazón abierto nos precede y nos espera sin condiciones, sin exigir un requisito previo para poder amarnos y proponernos su amistad: «nos amó primero» (1 Jn 4,10). Gracias a Jesús «nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído» en ese amor (1 Jn 4,16).


I.
LA IMPORTANCIA DEL CORAZÓN


2. Para expresar el amor de Jesucristo suele usarse el símbolo del corazón. Algunos se preguntan si hoy tiene un significado válido. Pero cuando nos asalta la tentación de navegar por la superficie, de vivir corriendo sin saber finalmente para qué, de convertirnos en consumistas insaciables y esclavizados por los engranajes de un mercado al cual no le interesa el sentido de nuestra existencia, necesitamos recuperar la importancia del corazón. [1]


¿Qué expresamos cuando decimos “corazón”?


3. En el griego clásico profano el término kardia significa lo más interior de seres humanos, animales y plantas. En Homero indica no sólo el centro corporal, sino también el centro anímico y espiritual del ser humano. En la Ilíada, el pensar y el sentir son del corazón y están muy próximos entre sí. [2] Allí el corazón aparece como centro del querer y como lugar en que se fraguan las decisiones importantes de la persona. [3] En Platón el corazón adquiere una función en cierto modo “sintetizadora” de lo racional y lo tendencial de cada uno, pues tanto el mandato de las facultades superiores como las pasiones se transmiten a través de las venas que confluyen en el corazón. [4] Así advertimos desde la antigüedad la importancia de considerar al ser humano no como una suma de distintas capacidades sino como un mundo anímico corpóreo con un centro unificador que otorga a todo lo que vive la persona el trasfondo de un sentido y una orientación.


4. Dice la Biblia que «la Palabra de Dios es viva y eficaz […] discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hb 4,12). De esta manera nos habla de un núcleo, el corazón, que está detrás de toda apariencia, aun detrás de pensamientos superficiales que nos confunden. Los discípulos de Emaús, en su misteriosa caminata con Cristo resucitado, vivían un momento de angustia, confusión, desesperanza, desilusión. No obstante, más allá de todo eso y a pesar de todo, algo ocurría en lo más hondo: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino?» (Lc 24,32).


5. Al mismo tiempo, el corazón es el lugar de la sinceridad, donde no se puede engañar ni disimular. Suele indicar las verdaderas intenciones, lo que uno realmente piensa, cree y quiere, los “secretos” que a nadie dice y, en definitiva, la propia verdad desnuda. Se trata de aquello que no es apariencia o mentira sino auténtico, real, enteramente “propio”. Por eso a Sansón, que no contaba el secreto de su fuerza, Dalila le reclamaba: «¿Cómo puedes decir que me quieres, si tu corazón no está conmigo?» (Jc 16,15). Sólo cuando él le contó su secreto tan oculto, ella «comprendió que él le había abierto todo su corazón» (Jc 16,18).


6. Esta verdad de cada persona tantas veces está oculta debajo de mucha hojarasca que la disimula, y esto hace que se vuelva difícil sentir que uno se conoce a sí mismo y más aún que conoce a otra persona: «Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿quién puede penetrarlo?» (Jr 17,9). Así entendemos por qué el libro de los Proverbios nos reclama: «Con todo cuidado vigila tu corazón, porque de él brotan las fuentes de la vida. Aparta de ti las palabras perversas y aleja de tus labios la maldad» (4,23-24). La pura apariencia, el disimulo y el engaño dañan y pervierten el corazón. Más allá de tantos intentos por mostrar o expresar algo que no somos, en el corazón se juega todo, allí no cuenta lo que uno muestra por fuera y los ocultamientos, allí somos nosotros mismos. Y esa es la base de cualquier proyecto sólido para nuestra vida, ya que nada que valga la pena se construye sin el corazón. La apariencia y la mentira sólo ofrecen vacío.

9/6/20

UNA HERMOSA POESÍA DE PAUL CLAUDEL


Garrigou lagrange, r. - la madre del salvador - desclee de brouwer, b…





Al final del mes de junio, que es en orden el tercero después de la Anunciación,

la mujer llena de gracia a quien Dios mismo se ha unido, escuchó el golpe primero, percibió el primer latido,

de un corazón palpitante, bajo el propio corazón.
En el seno de la Virgen concebida sin pecado, nueva era ha comenzado. El Niño que es anterior 

al tiempo, tiempo ha tomado, en su Madre Soberana.

La respiración humana
invade al Primer Motor.


María, sintiendo el peso del divino desposorio, apartada de los hombres, se retira al oratorio subterráneo, al igual

de la paloma del Cántico que anida en el roquedal.

Ella no habla ni se mueve: Ella adora, ella venera.

Siendo ella interior al mundo, Dios de su ser no está fuera. Dios es su obra, su hijito,
su pequeño y de su vientre el dulce fruto bendito.


El mundo entero reposa. Augusto el templo de Jano

cerró; el cetro de David lo empuña extranjera mano;
los profetas no hablan más ... He aquí, cuando más obscura está la noche, una Aurora que no anuncia a Satanás.


Satán reina; el universo le ofrece perfumes y oro.

En este Edén de la muerte, como un ladrón del tesoro, Dios penetra. Una mujer
fué engañada al pie del árbol: Otra engaña a Lucifer.


¡Oh Dios oculto en María! ¡Oh ligadura ligada! Jerusalén no lo sabe; José no sospecha nada.

La Madre se queda sola con el Hijo de su vida aun no nacido, y recibe su inefable sacudida.


(En el libro: "La Madre del Salvador y Nuestra Vida Interior, de R. Garrigou Lagrange OP, Ed. Desclée de Brouwer, Buenos Aires, 1954, que se puede leer en www.traditio-op.org)





22/4/19

MEDITANDO CON SANTO TOMÁS DE AQUINO







Nota: En América del Sur está a la venta en tres tomos de Ediciones Reconquista, que se pueden solicitar a Librería San Miguel Arcángel, presionando AQUÍ

1/1/19

CASTIDAD Y FECUNDIDAD




Homilía del R.P. Patrick De La Rocque FSSPX - Capilla San Pío V - Córdoba - 1° de Enero de 2019.

11/11/18

SAN JOSÉ, EL ESPOSO DE LA INMACULADA VIRGEN MADRE DEL VERBO ENCARNADO



Publicado en ACCIÓN ANTONIANA






La inmaculada concepción de San José


Vamos a tratar de esta cuestión, dejando a un lado las aberraciones prohibidas del P. Corbató.

Muchas son las revistas en que hemos emitido esta proposición. Hoy sólo haremos un resumen de esta cuestión, conforme a las indicaciones que hemos publicado en años anteriores en folletos y artículos.

1°.- Argumento de Posibilidad.— Hoy la posibilidad de defender católicamente la Inmaculada Concepción de San José está fuera de toda duda, porque el Sr. Obispo de Oviedo dice en la Pastoral de Febrero de 1925: «La santificación de José en el útero materno y aún su inmunidad del pecado original, han sido sostenidas por algunos autores y pueden ser admitidas privadamente, pues no faltan razones que abonen su existencia.» Se puede defender en el terreno católico que San José fue concebido sin pecado original. El Concilio Tridentino no dijo que la Virgen María era la sola exceptuada del pecado original, y por consiguiente se puede sostener, sin incurrir en censura alguna teológica o eclesiástica, la Inmaculada Concepción de San José. Por esto dice el P. Cantera en la página 381 de su magistral obra: «Si alguien, para satisfacer su piedad, quiere privadamente atribuir a San José tal privilegio, no pecará».

Ni de este privilegio del dichoso Patriarca se sigue igualdad de gracias y prerrogativas entre San José y la Inmaculada Virgen, porque esto depende de mayores o menores dones que Dios dispensa a las almas; y siempre hemos de admitir más plenitud de gracias en María Santísima que en San José, porque la unión de ella con Jesús es substancial e intrínseca, y la del glorioso Patriarca extrínseca solamente. Ni la igualdad de los méritos de los Santos se mide de su concepción, sino de sus respectivas gracias y dones y de la cooperación a ellas.

Si medimos la posibilidad de la Inmaculada Concepción de San José con la potencia de Dios, es claro y evidente que el Señor podría preservarlo del pecado original, pudiendo aducir el silogismo del Venerable Escoto para probar todas estas excelencias: potuit; decuit; ergo fecit; pues no cabe imposibilidad metafísica, física, ni moral.

15/2/18

OCHO MEDITACIONES SOBRE EL INMACULADO CORAZÓN DE LA MADRE

"QUIEN SE PIERDE EN EL CORAZÓN DE MARÍA, SE ENCUENTRA EN EL CORAZÓN DE JESÚS"

(De "Meditaciones sobre la Santísima Virgen María", de Ildefonso Rodríguez Villar")



MED I T A C IÓN 6 5
EL CORAZÓN DE L A S A N T Í S I M A V I R GEN

1.° Objeto doble. — No hay duda que el objeto de esta devoción, del
Corazón purísimo de la Santísima Virgen, puede considerarse de dos
maneras: su objeto material... y su objeto formal..., de suerte, que así
como el hombre consta de dos elementos, uno material y visible, que
es su cuerpo, y otro espiritual e invisible que es su alma... y así como
sólo de la unión de estos dos elementos resulta el hombre total y
completo..., del mismo modo, en esta hermosísima devoción, si no
distinguimos y conocemos bien, para luego juntarlos y no separarlos
nunca, los dos elementos que la forman, no llegaremos jamás a
penetrar en lo que es y vale, esta devoción al Corazón Inmaculado de
la Virgen.
Pues bien, estos dos elementos son: el primero, material, que es el
mismo corazón físico..., real..., palpitante..., de la Santísima Virgen..., un
corazón de carne..., un corazón humano..., un corazón en todo semejante
al de los demás hombres...
Y el otro elemento, el formal..., el invisible e inmaterial y que consiste
en el amor..., en la caridad de la Virgen, encerrada... y simbolizada en

1/8/17

AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



Corona al Sagrado Corazón de Jesús (Rezada por San Pío de Pietrelcina)


Corona al Sagrado Corazón de Jesús (Rezada por San Pío de Pietrelcina)
Esta corona al Sagrado Corazón de Jesús era rezada todos los días por San Pío de Pietrelcina por todos aquellos que se encomendaban a sus oraciones.
1.- ¡Oh Jesús mío! Tú que dijiste "En verdad os digo: pedid y obtendréis, buscad y encontraréis, golpead y se os abrirá", he aquí que yo golpeo, yo busco, yo pido la gracia de .....


Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío y espero.

2.- ¡Oh Jesús mío!Tú que dijiste "En verdad os digo: cualquier cosa que pidáis a Mi Padre, en Mi Nombre, Él os lo concederá", he aquí que a Tu Padre, en Tu Nombre, yo pido la gracia de .....

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío y espero.


3.- ¡Oh Jesús mío! Tú que dijiste "En verdad os digo: pasarán el cielo y la tierra pero mis palabras no morirán", he aquí que apoyado en la infabilidad de Tus santas palabras, yo pido la gracia de .....

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío y espero.


Oh Sagrado Corazón de Jesús, a quien es imposible no tener compasión de los infelices, ten piedad de nosotros miserables pecadores y concédenos las gracia que te pedimos por medio del Inmaculado Corazón de María, tuya y nuestra tierna Madre.

San José, padre adoptivo del Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.

Rezar un Salve.