Dame, Jesús mío, un corazón
humilde para adorarte,
sediento de conocerte,
sincero para hablarte,
confiado para pedirte,
dócil para escucharte,
blando para sentirte,
pronto para responderte,
generoso para darte,
inquieto para buscarte,
paciente para esperarte,
seguro de encontrarte,
temeroso de perderte,
resuelto para seguirte,
fiel para acompañarte,
dulce para imitarte,
casto para enamorarte,
de ángel para recibirte,
penitente para repararte,
tierno para compadecerte,
de niño para acariciarte,
alegre para vivirte,
ardiente para amarte,
y amándote, ¡oh Dios mío!,
en todo glorificarte,
y en el cielo por siempre disfrutarte.
Amén.
(Santa Teresa de Ávila)
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