Por devoción al Inmaculado
Corazón de María, en latín cor immaculatum, los católicos entienden una
especial consagración (devoción viene del latín devovere que significa
consagrarse, ofrecerse) que está relacionada con las apariciones - que la Iglesia Católica
considera verdaderas - que se produjeron en la localidad portuguesa de Fátima.
Sin embargo, hay indicios y
menciones al corazón de la madre de Jesús de Nazaret en diversos padres de la Iglesia, textos que son
retomados en el siglo XVII, como consecuencia del movimiento espiritual que
procedía de San Juan Eudes (1601-1680), misionero francés fundador de los
Eudistas.
Historia de la devoción al Inmaculado Corazón de María
Tres pastores de Portugal llamaron
la atención declarando que la
Virgen María se les presentó dejando mensajes que luego
serían dados a conocer al mundo entero de boca de Sor Lucía, estas
presentaciones de la Virgen
fueron en seis oportunidades.
En diciembre del año 1925 la Virgen Santísima
se le apareció a Lucía dos Santos, vidente de Fátima, y le prometió asistir a
la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos
aquellos que en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se
confesasen, recibieran la
Sagrada Comunión, rezasen una tercera parte del Rosario, con
la intención de darle reparación.
En la tercera aparición, la Virgen de Fátima le dijo a
Lucía:
Nuestro Señor quiere que se
establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado. Si se hace lo que te
digo se salvarán muchas almas y habrá paz; terminará la guerra... Quiero que se
consagre el mundo a mi Corazón Inmaculado y que en reparación se comulgue el
primer sábado de cada mes... Si se cumplen mis peticiones, Rusia se convertirá
y habrá paz... Al final triunfará mi Corazón Inmaculado y la humanidad
disfrutará de una era de paz.
La pequeña Jacinta presentía que
llegaría su final en el mundo y, en una conversación con Lucía, ella, que
apenas contaba con diez años, dijo:
A mí me queda poco tiempo para ir
al Cielo, pero tú te vas a quedar aquí abajo para dar a conocer al mundo que
nuestro Señor desea que se establezca en el mundo la devoción al Corazón
Inmaculado de María. Diles a todos que pidan esta gracia por medio de ella y
que el Corazón de Jesús desea ser venerado juntamente con el Corazón de su
Madre. Insísteles en que pidan la paz por medio del Inmaculado Corazón de
María, pues el Señor ha puesto en sus manos la paz del mundo.
Consagración del mundo e institución de la fiesta
El 31 de octubre de 1942 cuando
estaba en pleno auge la II
Guerra Mundial, el papa Pío XII, al clausurarse la solemne
celebración en honor de las apariciones de Fátima, conforme al mensaje de
éstas, consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María.
Ante tu trono nos postramos
suplicantes, seguros de alcanzar misericordia, de recibir gracias y el auxilio
oportuno... Obtén paz y libertad completa a la Iglesia santa de Dios;
detén
el diluvio del neopaganismo; fomenta en los fieles el amor a la pureza, la
práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, para que los que sirven a
Dios aumenten en mérito y número.
San Juan Eudes fue quien promovió
la celebración litúrgica del Inmaculado Corazón de María; los papas León XIII y
Pío X dieron a este santo el nombre de padre, doctor y primer apóstol de la
devoción, en especial al culto litúrgico de a los Sagrados Corazones de Jesús y
María. Este santo consagró de manera particular a los religiosos de su
congregación.
La fiesta del Corazón de María se
celebró de manera pública y por primera vez en la historia el 8 de febrero de
1648 en la catedral de la ciudad de Autun: la misa y los oficios fueron
compuestos por Juan Eudes y aprobados por el obispo diocesano. Varios obispos
de Francia aprobaron los textos litúrgicos pero los jansenistas estaban en
completo desacuerdo.
Para el año 1668, el día 2 de
junio la fiesta y también los textos litúrgicos tuvieron la aprobación del
cardenal legado para Francia, aunque al año siguiente se pidió a Roma la
ratificación, pero la
Congregación de Ritos dio una respuesta negativa.
En diferentes ocasiones se pidió
a la Santa Sede
la aprobación de la fiesta, una de ellas fue hecha como petición formal por el
padre jesuita Gallifet en el 1726; esta causa fue tratada por Prospero
Lambertini. La
Congregación de Ritos llegó a responder por primera vez en
1727 con un non proposita, pues presentaba dificultades doctrinales. Luego de
esta respuesta, Gallifet sin perder esperanzas vuelve a enviar la petición,
pero para esta ocasión la respuesta fue oficialmente tajante y negativa, era el
30 de julio de 1729.
Siendo papa Pío IX, en 1855, la Congregación de Ritos
aprobó para la celebración del Corazón de María nuevos textos para la misa y el
oficio, utilizando algunas partes de los de san Juan Eudes. En 1914, con
ocasión de la reforma del misal romano, la fiesta del Corazón de María fue
trasladada del cuerpo del misal a un apéndice del mismo, entre las fiestas pro aliquibus locis.
Hubo muchas peticiones para que
esta fiesta se extendiera a toda la
Iglesia, en especial las peticiones de los Claretianos.
El 31 de octubre de 1942 y luego,
de manera solemne, el 8 de diciembre en la Basílica de San Pedro, cumpliéndose el 25
aniversario de las apariciones de Fátima, Pío XII consagró la Iglesia y el género humano
al Inmaculado Corazón de María.
El 4 de marzo de 1944, con el
decreto Cultus liturgicus, el pontífice extendió a toda la Iglesia latina la fiesta
litúrgica del Inmaculado Corazón de María, y asigno como día propio el 22 de
agosto, que es la octava de la
Asunción, y elevándola a rito doble de segunda clase.
Oración (acto de consagración al Inmaculado Corazón de María)
Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía, yo
me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi
alma, mis pensamientos y mis acciones.
Quiero ser como tú quieres que
sea, hacer lo que tú quieres que haga.
No temo, pues siempre estás
conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon mi mano en la tuya para que
esté siempre contigo. Amén.
Visto en WIKIPEDIA
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